La perla cultivada es una verdadera joya del mar, creada por el común esfuerzo de
la naturaleza, el hombre y la ostra perlífera.
Habitualmente se escogen las bahías
tranquilas o ensenadas, para instalar en ellas las llamadas granjas de perlas.
Cada granja de perlas puede estar subdividida en varias áreas para cada uno de los
procesos de cultivo.
Un área de operaciones es donde se hacen los preparativos para
la inserción de un núcleo en el cuerpo de la ostra madre, y otra, donde las ostras
se recuperan después de esta operación. Para ello, se escogen zonas relativamente
profundas. También es importante que en verano la temperatura del agua no fluctúe
demasiado.
Las perlas nacen bellas, y no se hace nada después para resaltar su
cálido fulgor. Un día, un cuerpo extraño, como un grano de arena, llevado por la
corriente, se aloja en el cuerpo de la ostra, de la cual no puede ser expelida. La
ostra, en un esfuerzo para apaciguar la irritación que este le produce, empieza a
segregar una suave y dura sustancia con la que va recubriendo ese cuerpo extraño.
Esta sustancia se llama nácar, y capa tras capa formará, después de varios años, una
hermosa perla.
Las perlas cultivadas se forman por el mismo procedimiento que las
perlas naturales, la única diferencia estriba en que es el hombre quien introduce en
ellas el cuerpo irritante y deja luego que la naturaleza haga el milagro.
Las perlas
cultivadas son las joyas de moda, pues van con toda clase de estilos de vestir, bien
sea de día o de noche. Son cálidas y agradables con atuendos deportivos, y elegantes
con los mas sofisticados trajes de fiesta.Es por ello, por lo que los más famosos
diseñadores de todo el mundo han elegido la perla cultivada para acompañar la mayoría
de sus creaciones, a las cuales dan el tono mas adecuado.